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Nos despedimos en el Proyecto Ombú de un nuevo ciclo escolar. Este año hemos vuelto a abrir las puertas a personas que, aun sin esperanza, han decidido pedir ayuda para resolver sus problemas vitales.

 

Hoy queremos reconocer la valentía que tiene el ser humano para seguir luchando a pesar de la dureza que muchas veces la vida comporta. Y no sólo esto, si no también, de la humildad al admitir que solos no podemos salir de las pesadillas que a veces abrazan los días.

 

La fuerza del deseo es sumamente poderosa, contagiosa e inspiradora. ¡Gracias por vuestro ejemplo! Las experiencias humanas que se comparten en cada sesión también nos iluminan a nosotras como psicoterapeutas. Es más, desde nuestra filosofía clínica pensamos que lo que les suele suceder es que se olvidan de las virtudes que tienen y lo que hacemos es recordárselo.

 

Hay un verso de un poema muy bonito de Elvira Sastre que dice “que la libertad también está en los ojos de quien te mira cuando tú ya no te ves”. Este verso resume muy bien las reflexiones que acabamos de compartir. El paciente entra sin mucha fe, sintiéndose prisionero de sus malestares, y nosotros cómo psicoterapeutas tenemos la posibilidad de creer en ellos, de confiar en que ellos van a poder hacer camino.