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Ahora que empieza el verano

¿es necesario tener rutinas?

 

Nos despedimos del curso escolar, dando la bienvenida al tan esperado verano y aunque se podría decir que es el momento más ansiado por todos, el verano trae consigo su pequeña dosis de “estrés”.

 

Podríamos decir que quizá esta parte sea más considerada por vosotras, las familias, que, por los más peques, que entienden y disfrutan del periodo vacacional como si las rutinas y los quehaceres se hubiesen evaporado junto los largos periodos de escuela. Es aquí donde empiezan los conocidos “pero si estamos de vacaciones” “como es verano esto sí puedo hacerlo” y un sinfín de peticiones que vienen condicionadas por la exclusividad del verano. Es normal y saludable que puedan aparecer como rituales asociados a un cambio de etapa, como un decir a adiós a esa personita que el siguiente curso será más mayor y que deja atrás todas las exigencias y responsabilidades del año pasado.

 

Ahora bien, durante esta conciliación donde los tiempos compartidos a nivel familia, son otros y las demandas aparentemente se intensifican, pueden empezar a aparecer fricciones a la hora de negociar ciertas rutinas o responsabilidades que ya dabais por hecho que estaban interiorizadas y que ahora parece que se han evaporado.

 

¿Por qué pasa esto? ¿Puede convertirse el verano en un periodo de estrés para los adultos?


 

Esto pasa y es muy habitual cuando los adultos no conseguimos entender el cambio de etapa del que hablábamos antes, el verano viene a simbolizar un cierre de momentos, no solo escolar sino también evolutivo.

 

Si nos paramos a pensar en los rituales de cierre de los colegios o las escuelas se les prepara para ir haciéndose a la idea de que el siguiente año será diferente, un curso más exigente, lleno de responsabilidades pero también de muchas posibilidades, “un curso de mayores” que se acompaña a su vez de momentos donde se hace un duelo de las profesoras que ya no continuarán a su lado, de las dificultades superadas o latentes, de los hitos de aprendizajes correspondientes y de  lo que se consiguió durante el año. Todo esto permite a los más pequeños poder hacer un proceso de cierre paulatino seguido de un tiempo de descanso y de despreocuparse por lo que vendrá. ¡Son momentos de celebrar los cierres!

 

Hay que tener en cuenta que “exigir” rutinas y tiempos demasiado marcados, como cuando se está en periodo escolar no va a traer más que frustración al entorno familiar, ya que los niños necesitan poder soltar y despreocuparse para luego volver a la carga.

 

¿Esto quiere decir que durante las vacaciones no hay que tener responsabilidades? NO.


 

La recomendación es que los adultos podáis ser más laxos, permitir que los tiempos se dilaten más, priorizar aquellas rutinas que son esenciales, ejem; lavarse las manos antes de las comidas, vestirse solita/o, rutinas de ir al baño, ayudar a poner la mesa…

 

Durante este tiempo hay que ser consciente de que se suelen dar momentos y situaciones que son poco habituales para los más pequeños – salir a comer fuera, estar con mucha gente, llegar más tarde a casa…- por lo que las reacciones y las adaptaciones a los tiempos vacacionales van a ser más lentos. Es probable que estén más irascibles, demandantes o intranquilos que en situaciones cotidianas, básicamente porque se han modificado las rutinas y los tiempos, de ahí la importancia de poder mantener algunas de estas rutinas, para que no sientan que no hay orden en sus días.

 

¿Esto quiere decir que al ser un período de tiempo donde suele estar la familia junta, hay que consentirles más en atenciones y peticiones? NO.


 

La paciencia, el entendimiento y el acompañamiento en estos períodos de adaptación por parte de los adultos es esencial, pero eso no quiere decir que los adultos os volquéis en satisfacer continuamente las demandas, ya que esto implicará que la vuelta a la rutina en septiembre se os hará y se les hará aún más cuesta arriba.

 

ACOMPAÑAMIENTO

 

  • Poder anticiparles las actividades programadas.
  • Tener en cuenta que lo que antes se entendía a la segunda ahora lo harán a la cuarta.
  • Informales de que, aunque se esté de vacaciones hay ciertas cosas que son importantes hacer: lavarse las manos, ayudar a poner/quitar la mesa, la hora del baño…
  • Si estas rutinas las podéis introducir de una forma lúdica y adaptada al contexto, mejor.
  • No trasladarles la información cuando no estén cerca, cerciorarse de que cuando les pedís algo se están enterando: ponerse a su altura, mirarlos a los ojos e incluso preguntarles si se han enterado. De este modo no se tiene “excusa” de no haber escuchado bien.
  • Usar sus objetos transicionales favoritos en las vacaciones les ayudará a tramitar momentos que les cueste más: peluche, mantita, juguete, trozo de tela, ropa…
  • Es un buen momento de pasar tiempo juntos, adaptando las actividades y los momentos a vuestros hijos e hijas, sin dejar de disfrutar de tiempo exclusivo de adultos también.

 

Que puedan tener un mínimo de responsabilidades les permite tener cierto orden psíquico que les ayudará a tramitar las vueltas a las rutinas de otra manera.

 

RECOMENDACIONES.

    • El Cocodrilo Al Que No Le Gustaba El Agua. Gemma Merino
    • El Mar lo vio (Álbumes Locomotora).  Tom Percival
    • ¡EL VERANO YA ESTÁ AQUÍ! Albert Asensio Navarro
    • La tortuguita y el mar. Becky Davis.
    • El verano. Hannah Watson

 

 


María Fernández Pérez

Psicóloga Proyecto Ombú