Hace unos días, en una reunión de coordinación del Proyecto Ombú estuvimos pensando en cómo sensibilizar a la población general sobre el estigma que producen las etiquetas diagnósticas de los llamados trastornos de la salud mental.
Estas etiquetas caen sobre nuestros pacientes y en muchas ocasiones suponen un prejuicio a la hora de poder profundizar y entender sobre lo que les pasa. Además, suelen tener en sí mismas una carga negativa asociada, convirtiéndose en “un cliché” que los va a acompañar de por vida.
Todos hemos puesto motes o etiquetas a las personas. Es un mecanismo psicológico que se activa de manera automática y que parte de nuestros propios prejuicios. Lo que no sabemos es el impacto que esto tiene en la conducta del otro.
Imagino que todos habéis oído hablar del efecto Pigmalión, en psicología del aprendizaje está demostrado que el rendimiento de los chavales depende de las expectativas que también tengan los profes sobre ellos. Esto aplicado al campo de la salud mental es lo mismo, si nosotros vemos a los pacientes desde estas lentes, ellos mismos se desanimarán. Sin embargo, si podemos ir más allá en nuestra mirada, podrán hacer con su vida cosas inesperadas.
Aprendamos a mirar…